Por: Daniel González – Consultor Empresarial Descubre cómo la transformación digital y la Inteligencia Artificial están impulsando la Cuarta Revolución Industrial y cambiando nuestra forma de vivir y trabajar. La transformación digital: el cambio silencioso que está redefiniendo al mundo Mucho se habla sobre transformación digital, pero con frecuencia se asocia solo al uso de redes sociales o a la presencia en internet, sin embargo, este concepto abarca mucho más, la transformación digital implica una revolución estructural en la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con la tecnología. Hoy el mundo atraviesa una metamorfosis silenciosa: la Cuarta Revolución Industrial, una era donde lo físico, lo digital y lo biológico convergen para dar forma a una nueva realidad hiperconectada. Industria 4.0: la revolución que une lo físico, lo digital y lo biológico La Industria 4.0 —también conocida como la Cuarta Revolución Industrial— se sustenta en la integración de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT), la automatización, la robótica y el Big Data. Estas innovaciones no solo optimizan los procesos productivos, sino que transforman la economía, la educación y las relaciones humanas, en este contexto, conceptos como hiperconectividad, personalización masiva y automatización inteligente ya no son el futuro, sino el presente. Visión por computadora: cuando las máquinas aprenden a ver Uno de los avances más fascinantes de la Inteligencia Artificial es la visión por computadora, también llamada visión artificial, esta disciplina enseña a las máquinas a “ver”, interpretar y comprender imágenes digitales del entorno. A través de algoritmos matemáticos y redes neuronales, las computadoras convierten los píxeles en datos, analizan patrones y toman decisiones basadas en información visual.Gracias a la visión por computadora, hoy es posible detectar enfermedades, identificar rostros, analizar terrenos o guiar vehículos autónomos con una precisión antes impensada. Este avance representa el corazón de la nueva era digital: una IA capaz de entender el mundo visual con la misma o incluso mayor precisión que el ser humano. Inteligencia Artificial: del laboratorio al día a día La Inteligencia Artificial dejó de ser un concepto futurista para convertirse en una realidad cotidiana, desde los teléfonos inteligentes hasta los electrodomésticos conectados, la IA está incrustada en cada aspecto de nuestra vida diaria. Asistentes de voz, traductores automáticos, sistemas de recomendación y herramientas de diagnóstico médico son solo una muestra de cómo la IA impulsa la eficiencia, la creatividad y la personalización en múltiples sectores. Sin embargo, esta expansión plantea un desafío urgente: ¿estamos preparados como sociedad para convivir con la inteligencia artificial y comprender su alcance ético, laboral y humano? ¿Estamos listos para la transformación digital? Las preguntas son inevitables:¿Entendemos realmente la magnitud de esta revolución tecnológica?¿Nuestros gobiernos y sistemas educativos se están adaptando a este cambio?¿Estamos, como individuos, preparados para reinventarnos en un entorno dominado por la automatización? La transformación digital no es una tendencia: es un cambio de era, y quienes no se preparen para afrontarla corren el riesgo de quedarse rezagados en un mundo donde el conocimiento, la innovación y la adaptabilidad serán los principales recursos. Un llamado a la conciencia digital La verdadera transformación digital no depende de la tecnología, sino de la mentalidad con la que la humanidad decide enfrentarla, la inteligencia artificial y la industria 4.0 no son amenazas, sino herramientas poderosas para evolucionar hacia un futuro más eficiente, sostenible y humano. Hoy, la clave está en comprender que la inteligencia artificial no viene a sustituirnos, sino a potenciarnos.El cambio ya está ocurriendo. La pregunta es:¿Estamos listos para vivir en el nuevo mundo donde el ser humano y la inteligencia artificial caminan juntos?
El puente que nos enseña por qué la planeación no puede ser opcional
Cuando hablamos de proyectos de infraestructura, siempre repetimos que la planeación es la base del éxito. Sin embargo, la realidad nos sigue mostrando lo contrario: obras que se extienden más allá de lo programado, cronogramas que parecen ser solo documentos decorativos y recursos que se desgastan sin lograr un verdadero impacto. Un ejemplo cercano lo vemos en la obra de mantenimiento preventivo y correctivo del puente Ferroatlántico, que conecta a La Dorada (Caldas) con Puerto Salgar (Cundinamarca), en un inicio, se nos habló de una duración estimada de dos meses; hoy, ya estamos llegando al quinto mes de ejecución y todavía no culmina. Lo curioso es que la fase de obras civiles de la calzada ya terminó hace una semana, el puente luce con obras de concreto renovadas, señales provisionales y la movilidad restablecida en parte, pero, en lugar de haber cerrado el proyecto de manera integral, apenas ahora se están ejecutando los trabajos de carpintería metálica, como si se tratara de una fase separada y no de una actividad que perfectamente pudo adelantarse en paralelo. Y aquí surge la pregunta inevitable: ¿por qué, en pleno siglo XXI y con todas las metodologías disponibles, seguimos viendo que las obras no integran actividades conjuntas ni simultáneas? Lo que nos dice el PMI El Project Management Institute (PMI) establece principios que deberían guiar cualquier proyecto, sea en ingeniería civil, tecnología o salud. Entre ellos están: Si estos principios se hubieran aplicado con rigor, hoy podríamos estar hablando de una obra terminada en el tiempo pactado, no de un proyecto que se alarga mes tras mes. Más allá del concreto y el acero El caso del puente Ferroatlántico no es aislado; es un reflejo de cómo en muchos proyectos falta visión estratégica, no se trata solo de reparar vigas, soldar piezas o pavimentar calzadas: se trata de entender que cada decisión en la planeación tiene un impacto directo en la vida diaria de cientos de personas. Mientras los cronogramas se dilatan, los transportadores pierden tiempo, los empresarios asumen sobrecostos logísticos y la comunidad percibe que las obras públicas son eternas. Una lección para no olvidar La planeación no es una formalidad, es la columna vertebral de cualquier proyecto. y si realmente queremos transformar la infraestructura del país, debemos dejar de improvisar y comenzar a aplicar de manera disciplinada los principios del PMI en cada etapa, desde la concepción hasta el cierre. El puente Ferroatlántico nos deja una lección clara: la ejecución conjunta y coordinada de actividades no es un lujo, es una necesidad. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.
“A-Pollo” al Original: Frisby, solidaridad viral y el poder del Newsjacking
Vivimos en una era donde los escenarios comerciales son moldeados en cuestión de horas por lo que ocurre en redes sociales. Lo que antes tomaba años construir, hoy puede escalar en días o desmoronarse en minutos. Y justamente en ese contexto acelerado, se está escribiendo un nuevo caso empresarial que va más allá de lo jurídico o lo emocional: es una lección viva de reingeniería, reputación e inteligencia estratégica. Lo que parecía un simple litigio de marcas se transformó en una ola de solidaridad sin precedentes, con el nombre de Frisby al centro de la conversación global. Pero para comprender la dimensión del fenómeno, hablemos primero del contexto. La historia detrás de la marca: conflicto y omisión En febrero de 2025 se registró en Bilbao, España, una empresa bajo el nombre de Frisby España, con un capital inicial de 2.000 euros. En septiembre del año anterior, sus representantes iniciaron una solicitud para anular el registro europeo de la Frisby colombia, fundada en 1977 en Pereira por Alfredo Hoyos Mazuera y Liliana Restrepo Arenas, aduciendo falta de uso efectivo en el territorio. Frisby S.A. BIC no presentó oposición dentro del plazo legal de tres meses, lo que permitió que la solicitud avanzara, abriendo paso a un escándalo silencioso que se encendió cuando los usuarios en redes descubrieron lo que ocurría. Reacción empresarial: cuando el capital emocional vale más que el capital económico A partir de ese momento, la respuesta fue masiva. Marcas internacionales como KFC, Buffalo Wings, JetSmart y Miniso, junto a empresas colombianas como Kokoriko, Alpina, Porvenir, Totto, Tiendas ARA y muchísimas mas, mostraron su respaldo a Frisby mediante publicaciones cargadas de afecto, humor y posicionamiento visual, usando frases como “A-Pollo lo Original” y adaptando sus propios logotipos en gesto de unión. Pero más allá del marketing emocional, este es un ejemplo claro de reingeniería empresarial espontánea. Cada una de estas marcas aprovechó la coyuntura para reconectarse con su audiencia, redefinir sus mensajes y reposicionar su identidad. Newsjacking con enfoque de reingeniería: la estrategia detrás del abrazo Este fenómeno se alinea con una técnica de marketing conocida como newsjacking, que consiste en integrar una marca o mensaje dentro de una noticia de alto impacto, generando posicionamiento inmediato. Desde una mirada de reingeniería, lo que estamos viendo no es solo una reacción creativa: es una respuesta sistémica y estratégica al entorno, en la que las marcas adaptan su comunicación, dinamizan sus canales, potencian su identidad emocional y crean una narrativa empresarial coherente con su propósito. Reingeniería no es solo rediseñar procesos, es reformular la forma en que las organizaciones interactúan con su entorno en tiempo real. El resultado: más que visibilidad, un reposicionamiento colectivo Las marcas solidarias no solo aumentaron su presencia en redes; también fortalecieron su imagen como organizaciones humanas, sensibles, sociales. Y eso, en términos de reputación y valor de marca, tiene un impacto profundo. Frisby, por su parte, aunque enfrentó un momento complejo, vio cómo el respaldo emocional de su comunidad se convirtió en un capital intangible invaluable, más poderoso que cualquier defensa jurídica. Lecciones desde la Reingeniería Empresarial Este caso es una muestra clara de cómo una situación de crisis puede transformarse en una oportunidad de renovación estratégica. Las marcas que reaccionaron no improvisaron: supieron adaptarse, leyeron el contexto, y con agilidad redefinieron su papel frente a los consumidores. Desde la óptica de la reingeniería, podríamos resumir tres claves que deja esta situación: Marcas que sienten, marcas que se transforman El caso Frisby no es solo un episodio viral. Es un ejemplo de cómo la reingeniería empresarial se activa cada vez que una organización se detiene a repensar su forma de actuar frente a un entorno cambiante.Hoy más que nunca, las marcas no solo necesitan productos; necesitan propósito.Y la solidaridad, si es auténtica, puede convertirse en una de las herramientas más poderosas para rediseñar el alma misma de una empresa. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.
La Inteligencia Artificial en la Educación Colombiana: Una Necesidad Urgente
La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando la educación a nivel mundial. Países líderes en tecnología, como Japón y China, reconocen su importancia estratégica y ya están integrando esta herramienta en sus sistemas educativos desde los primeros años escolares. Japón impulsa directrices específicas sobre el desarrollo de pensamiento crítico mediante la IA, y China avanza hacia la integración plena de soluciones tecnológicas inteligentes en su currículo escolar. Mientras estos países avanzan, Colombia continúa estancada en un modelo educativo que apenas ha cambiado en las últimas dos décadas. Mi experiencia personal, como docente en un entorno rural sin acceso a tecnología básica, reveló claramente las enormes brechas educativas existentes. Hoy, siendo padre de tres niños que estudian en escuelas públicas bajo este mismo modelo tradicional, observo con preocupación cómo este sistema ignora las habilidades críticas que nuestros jóvenes requieren para enfrentar un mundo profundamente marcado por la tecnología. Hoy, como padre de tres niños de 6, 9 y 13 años que se educan en escuelas públicas bajo el mismo modelo tradicional, esta preocupación se vuelve aún más personal y urgente. Observo con inquietud cómo el sistema actual sigue sin responder a las habilidades críticas que nuestros jóvenes necesitan para desenvolverse en un mundo profundamente marcado por la tecnología. Frente a esta situación, debemos preguntarnos: ¿cómo podrán nuestros hijos competir en igualdad de condiciones si continúan formándose bajo un modelo educativo desconectado de las tendencias tecnológicas globales? La respuesta evidente es una transformación educativa urgente que incluya la enseñanza de IA desde la educación básica. Esta propuesta implica un cambio profundo: implementar la Inteligencia Artificial como materia obligatoria desde el grado 0 hasta el grado 11, ajustando contenidos según las realidades urbanas y rurales. Para lograrlo, necesitamos un currículo flexible, que considere la conectividad y los recursos disponibles, y programas de formación continua para nuestros docentes. La adopción de esta estrategia brindará múltiples beneficios, entre ellos: A nivel práctico, podríamos aplicar métodos avanzados de aprendizaje automático, como análisis supervisado y no supervisado, para identificar necesidades educativas específicas y personalizar los procesos de enseñanza. Usar tecnologías accesibles, como Raspberry Pi para zonas rurales y plataformas avanzadas como Amazon SageMaker para zonas urbanas, garantizará la inclusión efectiva de todos los estudiantes. Si Colombia no actúa ahora, perderemos una oportunidad valiosa de preparar generaciones futuras capaces de competir en un escenario global dominado por la tecnología. Democratizar el acceso al conocimiento tecnológico desde temprana edad no solo es esencial, es nuestra obligación inmediata para garantizar el desarrollo sostenible y equitativo del país. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.
La Cara Oculta de la Tendencia: Ética y Responsabilidad en el Uso de la Inteligencia Artificial
La inteligencia artificial ha transformado radicalmente nuestra vida. Desde la medicina hasta la educación, pasando por la industria, la comunicación y el arte, hoy es difícil encontrar un campo que no esté tocado —y transformado— por su poder. Académicamente, se estudia como un pilar del futuro. En lo cotidiano, se integra de forma casi imperceptible. Aun sin saberlo, millones de personas interactúan con IA todos los días, desde el buscador que consultan hasta el contenido que consumen en redes sociales. Sin embargo, hay un campo de la IA que ha sido poco abordado fuera de los círculos académicos, y que resulta crucial para nuestro futuro colectivo: la ética y la responsabilidad en su uso. La otra cara de la tendencia: lo que no se ve en una imagen En los últimos meses, ha cobrado fuerza una moda visual que ha inundado redes sociales: las imágenes generadas con IA al estilo Ghibli, inspiradas en el icónico estudio japonés. Son dulces, nostálgicas y encantadoras… pero detrás de cada imagen se esconde un impacto ambiental invisible y alarmante. Tal vez no lo sabías, pero para generar una sola imagen con IA estilo Ghibli, se consumen entre 2 y 5 litros de agua, utilizados indirectamente para enfriar los servidores que procesan millones de cálculos para producir ese contenido visual. Ahora piensa en quienes generan 3, 5 o 10 imágenes al día… la huella ambiental se multiplica en silencio. Estudios recientes, realizados por universidades en Estados Unidos, indican que generar una imagen compleja con IA puede requerir hasta 60 veces más energía que la generación de un simple texto. Y todo eso, para un entretenimiento pasajero, que se comparte por moda y se olvida al día siguiente. Cuando hasta el creador llama la atención La preocupación ha escalado tanto, que incluso Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI (propietaria de ChatGPT), publicó en su cuenta de X (antes Twitter): “Es divertido ver a la gente disfrutar de las imágenes en ChatGPT. Pero nuestras GPU se están descomponiendo. Vamos a implementar temporalmente algunos límites de velocidad mientras trabajamos para mejorar la eficiencia…” Este comentario revela que ni siquiera las grandes tecnológicas estaban preparadas para el uso masivo y desmedido de estas herramientas creativas. Una generación tras otra, por millones, con propósitos muchas veces superfluos, está generando un consumo energético que impacta directamente en nuestro medio ambiente. ¿Entretenimiento sin propósito… o responsabilidad consciente? El problema no es la tecnología. El problema es el uso que hacemos de ella. Las herramientas de IA nos abren puertas infinitas. Nos permiten aprender, innovar, emprender, crear y resolver problemas reales. Pero si las usamos únicamente para seguir tendencias efímeras, sin medir consecuencias, estaremos contribuyendo —sin saberlo— a una cadena de daño ambiental que puede volverse irreversible. Un llamado a la conciencia digital Es momento de reflexionar:¿Estamos dispuestos a seguir generando contenido visual sin propósito, sabiendo el costo ambiental que representa?¿O elegiremos usar la IA con sentido, con ética y con responsabilidad? La transformación digital no puede desligarse de la conciencia ecológica y del compromiso humano. Debemos entender que cada clic, cada generación, cada imagen, deja una huella. Y aunque sea pequeña, esa huella se multiplica millones de veces cada día. No se trata de renunciar a la innovación, sino de asumirla con inteligencia, con propósito y con una ética que esté a la altura del poder que tenemos en nuestras manos. La IA es una herramienta valiosa, poderosa e ilimitada. Pero como toda herramienta, su impacto dependerá de cómo —y para qué— decidamos usarla. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.
Transformación Digital: Más que Cambiar, Es Saber Adaptarse
Cuando escuchamos el término transformación digital, lo primero que muchos piensan es en un cambio radical: pasar de lo análogo a lo digital, abandonar lo viejo para convertirnos en una empresa completamente tecnológica. Pero la realidad es mucho más profunda —y más alcanzable— de lo que solemos imaginar. Transformarse digitalmente no es dejar de ser lo que somos, sino adaptarnos e integrar nuevas tecnologías que ya existen, pero que quizá no hemos utilizado. Es más parecido a una actualización que a una reinvención. Adaptarse o desaparecer: así de claro La transformación digital consiste en actualizarnos en tendencias, herramientas y hábitos digitales. Es saber identificar lo que nos puede ayudar a ser más visibles, más eficientes y más competitivos. Tomemos como ejemplo una de las plataformas más populares de los últimos tiempos: TikTok. En sus inicios, muchas empresas subestimaron su alcance. Hoy, son miles las marcas que han potenciado su crecimiento gracias a su participación activa en esta red social, integrándola en sus estrategias de marketing digital. Pero no todo se trata de redes sociales. Uno de los elementos más potentes y subutilizados de la transformación digital es la presencia en motores de búsqueda, y en particular, en Google Maps (antes Google My Business). Estás en Internet… ¿o solo crees que estás? Hace unos días, durante un taller sobre transformación digital, hice una pregunta sencilla a los asistentes:“¿Su empresa existe en Internet?” La mayoría respondió con seguridad que sí. Pero cuando comenzamos a hacer búsquedas en Google usando palabras clave relacionadas con sus productos o servicios, la realidad fue otra:de 20 empresas, solo 3 aparecían con perfil optimizado en Google Maps. El resto, aunque conocía la herramienta, no la había implementado o no la consideraba importante. Y este es precisamente el corazón de la transformación digital: no basta con saber qué existe, hay que usarlo. Google Maps: más allá de ubicar tu local A diferencia de otras redes, Google Maps permite que los usuarios califiquen tu servicio, dejen reseñas, hagan preguntas y compartan su experiencia. Esta interacción se convierte en una herramienta de marketing poderosa y en una vitrina que impacta directamente en la decisión de compra de los futuros clientes. Además, tú como propietario puedes responder a esos comentarios, gestionar tu reputación digital y construir una relación con tu comunidad. Todo esto, sin necesidad de grandes inversiones. Compromiso digital: una nueva área vital en tu negocio La transformación digital no puede seguir siendo un “pendiente” o una tarea para después. Debe verse como una línea estratégica de tu organización, al mismo nivel de importancia que la operación, la atención al cliente o el control financiero. Requiere disciplina, constancia y visión. Y sobre todo, un compromiso genuino con la mejora continua. Transformarse es decidir avanzar Transformación digital no es solo tecnología. Es actitud, es disposición al cambio, es entender que las reglas del juego han cambiado y que quien no se adapta, desaparece. Así que no esperes a que el mercado te obligue. Da el primer paso hoy. Evalúa, implementa, experimenta y actualízate. Porque transformarse digitalmente no es convertirte en algo nuevo, es ser mejor en lo que ya haces… con las herramientas que el mundo moderno te ofrece. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.
“Más Allá del Papel: Reingeniería Empresarial desde la Esencia”
Cuando pienso en reingeniería empresarial, se despiertan en mi mente muchas ideas: unas simples, otras profundamente complejas. En este artículo quiero compartir una perspectiva que, aunque no pretende ser una fórmula mágica, puede ser el punto de partida hacia una verdadera transformación organizacional. Muchas organizaciones, en su etapa inicial, crean una misión y visión como un formalismo necesario. Todos las conocen, pero pocos comprenden realmente la mística de su construcción y el papel que desempeñan en el crecimiento, desarrollo y éxito sostenido de la empresa. Otras, algo más estructuradas, incorporan objetivos estratégicos y valores corporativos, aunque en la práctica estos suelen convertirse en un simple párrafo decorativo en presentaciones o documentos institucionales. Incluso algunas compañías más modernas diseñan políticas y estrategias que terminan colgadas en una pared, ajenas al día a día del equipo humano que conforma la organización. Son letras que no se leen, valores que no se viven, y promesas que no se aplican. Por eso, quiero invitarte a redescubrir un pilar que puede marcar la diferencia entre una organización que sobrevive y una que trasciende. Se trata de la ISO 9004:2018. Esta norma internacional, a menudo subestimada, ofrece una guía poderosa para alcanzar el éxito sostenible. Y es aquí donde quiero hacer énfasis: el éxito no es un destino, es un camino. Un proceso continuo de evolución, revisión, aprendizaje y adaptación. Lo que en términos de calidad se conoce como mejora continua. Cuando conocí la ISO 9004, comprendí que muchos conceptos que había aprendido en formaciones anteriores eran solo fragmentos de un todo mucho más profundo. Esta norma no se limita a procesos, indicadores o procedimientos. Es una invitación a repensar el alma misma de la organización. Veamos un ejemplo claro: la visión. A menudo es tratada como un simple texto que adorna las paredes. Pero la visión debería ser la brújula emocional y estratégica que moviliza a todo el equipo hacia un propósito común. Muchos la proyectan a cinco o más años, pero en un mundo cambiante como el actual, considero que debería ser revisada al menos una vez al año. ¿Por qué? Porque las organizaciones cambian, el mercado cambia, la sociedad cambia. Y lo que parecía un norte hace doce meses, hoy podría no tener vigencia. Empresas que ayer vendían un solo producto, hoy han diversificado su portafolio. Otras han cambiado de actividad económica, se han expandido a nuevos territorios o han decidido segmentar su nicho. La visión no es un texto estático: es una declaración viva que evoluciona junto con la organización. Lo mismo ocurre con los valores corporativos. Hermosas palabras en presentaciones institucionales, que deberían ser la manifestación concreta del carácter de una empresa. Pero la gran pregunta es: ¿Cuánto estamos invirtiendo en vivir esos valores? ¿Qué parte de nuestro presupuesto anual se destina a fortalecer el compromiso ético, el bienestar del talento humano o la responsabilidad social empresarial? La mayoría de los análisis financieros se centran en el binomio clásico: costos/gastos vs utilidad. Pero ¿dónde dejamos la utilidad social? ¿Qué lugar tiene en nuestras decisiones estratégicas el desarrollo personal y profesional de quienes nos ayudan a crecer? ¿Qué retorno estamos generando al planeta que nos proporciona los recursos con los que operamos? Aquí es donde la estructura organizacional deja de ser un simple requisito técnico y se convierte en la columna vertebral de la empresa. La médula que sostiene nuestros valores, principios y sueños. Una estructura no se define solo por cargos y funciones, sino por el propósito que une a las personas detrás de los procesos. La reingeniería empresarial no se trata de cambiar por cambiar. Se trata de redescubrir el sentido de lo que hacemos, de recuperar el alma de la organización y alinearla con su visión más auténtica. Porque, al final del día, una empresa no es solo una entidad económica: es una comunidad viva que puede transformar realidades. Y todo comienza con la decisión valiente de dejar atrás lo superficial… para construir desde la esencia. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.
SECOP II: El Arte de la Contratación Pública en Tiempos de Transformación
Hablar de contratación pública en Colombia es sumergirse en un universo normativo y procedimental que evoluciona de forma constante. Entre los principales hitos de esta evolución, destaca la transición del SECOP I al SECOP II, un cambio que trajo consigo no solo modernización, sino también desafíos importantes para entidades públicas y empresarios por igual. Quienes hemos recorrido los caminos de la contratación estatal sabemos que cada proceso cuenta con su propio lenguaje, sus particularidades y sus riesgos. A pesar de que existen marcos normativos definidos —como la Ley 80 de 1993 y sus normas complementarias—, en la práctica, la forma en la que se diseñan, presentan y ejecutan los procesos varía según la entidad y el formulador que los construye. Del papel al clic: la digitalización que sacudió estructuras El paso del SECOP I al SECOP II significó mucho más que un cambio de plataforma. Fue el inicio de una transformación cultural. Se dejó atrás la era del papel, de las firmas manuscritas y de las entregas en sobres sellados. Muchos empresarios, especialmente aquellos con trayectoria en contratación, quedaron fuera de juego por no adaptarse a tiempo a los nuevos requerimientos digitales. Algunos territorios, incluso hoy, siguen operando bajo SECOP I, debido a limitaciones técnicas como el acceso a internet. Sin embargo, SECOP II democratizó el acceso y la presentación remota: desde cualquier lugar del mundo es posible participar en un proceso. La plataforma permite cargar, firmar, modificar, retirar y presentar documentos en múltiples sesiones y dispositivos. Personalmente, he llegado a subir documentos desde dos computadores diferentes al mismo tiempo, cuando el reloj jugaba en mi contra. Y aunque su funcionalidad representa un avance, su dominio no es sencillo: el reto sigue siendo entender cómo cada entidad interpreta y aplica las normas. Una constante en la contratación: la variabilidad He presentado más de 450 procesos en distintas modalidades: mínima cuantía, selección abreviada de menor cuantía, subasta inversa electrónica, licitación pública, concursos de méritos… Y aún hoy, después de esa experiencia, puedo afirmar que no hay dos procesos iguales. Cada proceso es único: en su redacción, en los conceptos aplicados, en las condiciones habilitantes, en las causales de rechazo y en los parámetros de presentación. Aunque la normativa es clara y busca estandarizar, cada formulador imprime su propio sello, lo que obliga al oferente a leer con atención quirúrgica cada pliego, cada documento técnico, cada estudio previo. SECOP II y el arte de la vigilancia constante Uno de los grandes errores que cometemos los contratistas es dejar que la confianza nos gane la partida. Creer que, por experiencia, podemos anticiparnos a los requisitos o asumir que algo no exigido explícitamente no será tenido en cuenta, puede costarnos el rechazo de una propuesta. Muchos caen en esta trampa: no ven un requisito en los pliegos, pero olvidan que estaba consignado en los estudios previos… y estos hacen parte integral del proceso. Por eso, cada vez que presentamos una propuesta debemos hacerlo como si fuera la primera vez: con la misma atención, la misma dedicación y la misma mística con la que alguna vez nos sentamos a preparar ese primer proceso que revisamos con lupa. Porque cada vez que lo hacemos, estamos aprendiendo algo nuevo: una jurisprudencia que sienta un precedente, una observación que cambia la interpretación de una norma, o una actualización que redefine una exigencia. La contratación pública como escuela y camino La contratación pública en Colombia no es estática. Es una entidad viva, en constante evolución. Cambia con cada sentencia, con cada concepto del Consejo de Estado, con cada interpretación nueva que un formulador introduce en un pliego. Hoy, más que nunca, la contratación es una forma de transformación pública. Es una herramienta que, bien utilizada, impulsa el desarrollo regional, fortalece a las empresas y mejora la calidad de vida de las comunidades. Nuestra tarea como oferentes no es solo cumplir con los requisitos: es entender el espíritu del proceso, el fondo detrás de cada forma, y recordar siempre que cada proceso es una nueva oportunidad de crecer, de aprender y de servir. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.
“Todo Nace de una Necesidad: El ADN Irrepetible de Cada Proyecto”
Hablar de proyectos es sumergirse en un océano de posibilidades, desafíos y complejidades. En muchas ocasiones, emprendemos un viaje cargado de expectativas, solo para descubrir que la embarcación con la que contamos es una barcaza frágil, que apenas logra avanzar o se desvía sin rumbo entre las olas de incertidumbre que la palabra “proyecto” conlleva. Mi travesía personal en este universo comenzó en 2012, cuando descubrí el fascinante mundo de la Formulación de Proyectos. Desde entonces, he formulado más de los que podría contar con precisión. Lo curioso es que, aunque la metodología de base pueda parecer similar, jamás un proyecto es igual a otro. Incluso cuando se trata de la misma actividad económica, cada uno nace con un carácter único, con un “ADN” propio que lo diferencia del resto. Cada proyecto parece tener su propia secuencia de nucleótidos, una estructura vital que corre por cada línea de su formulación. Esa singularidad los convierte en entidades complejas, pero a la vez simples, moldeables, vivas. Son sistemas en sí mismos. Hoy hablamos con entusiasmo de metodologías ágiles, una revolución que propone dividir lo complejo en partes manejables, accesibles, comprensibles. Sin embargo, por más que intentemos simplificarlos, el ciclo vital de un proyecto —desde la ideación, planificación y ejecución, hasta el control y cierre— exige un orden cronológico riguroso, cuyo descuido puede sellar su éxito o su fracaso. Nos enfrentamos constantemente al paradigma de cuál es la mejor manera de concebir y desarrollar un proyecto. Las respuestas son múltiples: existen autores que lo abordan desde ángulos científicos, procedimentales o estructuralmente técnicos. No obstante, al despojarlos de todo ese ropaje metodológico, podríamos resumir la esencia de un proyecto en una sola frase: “Un proyecto es una solución a una necesidad.” Desde esa premisa surgen todos los proyectos. Se originan en una carencia, en un problema, en una oportunidad por atender. Esa necesidad, al transformarse en una idea concreta, se convierte en el germen del proyecto. Y estas necesidades pueden ser tan diversas como la humanidad misma: pueden responder a los retos de una comunidad, a los objetivos de una empresa, a fenómenos psicosociales, a aspiraciones de crecimiento territorial, o simplemente a una inquietud personal. Cada una da lugar a un proyecto único e irrepetible. Bajo esta óptica, cuando abrimos los ojos y miramos a nuestro alrededor, comprendemos que absolutamente todo en el desarrollo de la humanidad ha sido el resultado de un proyecto. Todo ha nacido de una necesidad que exigía una solución. Y aunque no todos seamos expertos en formulación o gestión de proyectos, la verdad es que vivimos rodeados de ellos. Formamos parte de ellos. Los concebimos, los ejecutamos, los habitamos. Porque al final, la vida misma se construye —paso a paso— como el más grande de los proyectos. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.
“Inteligencia Artificial: La Octava Maravilla que Despertó mi Mente”
Hace un tiempo, mientras trabajaba como analista de marketing en un equipo multidisciplinario, conocí a un ingeniero que se refería a la inteligencia artificial (IA) como “la octava maravilla del mundo”. Sus palabras, lejos de sonar exageradas, sembraron en mí una inquietud profunda. En ese entonces, desconocía casi todo sobre el tema, pero algo en su entusiasmo despertó mi curiosidad. Fue un punto de inflexión. Con ansias de entender aquel universo que él describía con tanta pasión, comencé a investigar por mi cuenta. Navegué por internet, leí artículos, vi videos… y entonces encontré un curso del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC). Aquello fue como abrir los ojos por primera vez a una realidad tan fascinante como desconocida. A través del curso, descubrí que la inteligencia artificial no era un asunto del futuro, sino del presente. Lo que antes parecía ciencia ficción ahora se manifestaba en mi vida diaria: algoritmos capaces de generar imágenes, crear música, escribir textos, animar fotografías, desarrollar videos, automatizar procesos y optimizar sistemas complejos. Era como tener un ejército de expertos trabajando para ti, en un solo clic. Y pensar que apenas estamos viendo el comienzo de la IA generativa. Aunque sus orígenes se remontan a varias décadas atrás, ha sido en los últimos años que su desarrollo ha crecido a un ritmo vertiginoso. La humanidad está entrando en una nueva era, y cada avance abre puertas a posibilidades que antes parecían imposibles. Quiero compartir contigo algunas herramientas de inteligencia artificial que he probado personalmente y que recomiendo con confianza. Son aplicaciones que pueden ayudarte a explorar este universo si estás dando tus primeros pasos, o a potenciar tus proyectos si ya estás inmerso en él. 🖼️ Generación y edición de imágenes 🔍 Investigación y escritura asistida 🎵 Creación de música con IA 💻 Generación de código y componentes 🎙️ Clonación de voces 🎬 Generación y edición de videos 🚀 El Futuro Es Ahora Hoy, cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que ese primer encuentro con la IA fue una chispa que encendió una revolución personal. La inteligencia artificial no solo ha transformado la forma en que trabajo, sino también la manera en que pienso el mundo. Es una herramienta poderosa, y lo mejor es que está al alcance de todos. Te invito a explorar, experimentar y dejarte sorprender. Estamos en un momento único de la historia, y tú puedes ser protagonista de esta transformación. Por: Daniel Gonzalez – Consultor Empresarial.